Thursday 13 August 2009

...Sólo Cierra Tus Ojos... Sólo lánzate...


Y ahí estaba yo. Miraba hacía abajo, sentía algo diferente a temor. Mi corazón latía muy rápido, mis manos temblaban, mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, mi pecho se apretaba y mis labios se cerraban.
- “No pienses… sólo cierra los ojos… sólo lánzate.”
- No puedo. – respondí algo alterada.
Mirar hacía abajo era como un absurdo. No podía saber exactamente cuántos metros (o más bien debería hablar de kilómetros) habían antes de llegar a la nada. No soportaba sentirme ingenua. No soportaba no saber qué sucedería cuando me lanzara… Tenía miedo.
- “Escucha. Tienes que saltar ahora. Lo que hay más allá… no importa, sólo piensa en el tiempo en el que estarás volando. Arriésgate.”
- Pero… pero… - comencé a titubear. Miraba hacia todas partes.
Descubrí que mirar hacía arriba era peor. No había nada. El cielo se veía totalmente blanco, cubierto de nubes. El sol no aparecía. El viento golpeaba mi cara, y cuando se juntaba con el rastro que iban dejando las lágrimas que bajaban por mis mejillas, me daban una sensación de frío.
- No sé qué debo hacer… yo solamente quiero…
- “…algo que no podrás obtener si no te arriesgas.” - Me interrumpió
- Para ti es tan fácil decirlo. – dije casi gritando.
- “Y para ti será fácil hacerlo, si dejas de cuestionarte tantas cosas. No todo tiene respuesta… Así es más divertido.”
- Sólo déjame pensar un poco más.
No me respondió. Miré hacía abajo nuevamente. Miré mis pies, estaban justo en el límite, no existía espacio entre ellos y la nada. Miraba a mi alrededor y veía rocas, de un color amarillo, un poco mostaza. No podía mirarlo a los ojos. Tenía la sensación de que era fácil perder… era fácil ganar.
- “Lo siento – dijo con un sonrisa notoriamente fingida – debo marcharme pronto.”
Mi corazón se congeló. Mis venas llevaban por todo mi cuerpo un extraño escalofrío que terminaba en el centro de mi nuca. No quería que se fuera. Aún no.
- No quiero tener que saltar… pero si no lo hago… sucederá algo peor, verdad?
Me miró. Tenía en el rostro una sonrisa coqueta. Asintió.
- Entonces… sólo cierro mis ojos… y…
- “Sólo cierras tus ojos. Expandes tus brazos, dejas que el viento te guíe… Una cosa es importante, no pienses ni analices nada… Sólo vive.”
- Está bien. - dije suspirando.
Respiré profundo. Cerré mis ojos. No hubo pensamiento en mi mente. Salté.
Al principio no supe cómo mantenerme en el aire. Abrí mis brazos, y logr
é volar. Con el tiempo he ido mejorando. Todo es cosa de práctica.
Me gusta sentir la brisa en mi rostro. Me gusta sentir esta libertad, pero sin sentirme sola. Aún está ahí. Me ayuda cuando siento que podría caer. Me lancé al vació, no importa lo que exista allá abajo. Solo importa el tiempo que me mantenga acá. Volar es precioso. Si caigo sabré que todo valió la pena. “Arriésgate” me dijo. Lo hice. Todas mis acciones tendrán su respectiva consecuencia. Elegí lanzarme al vacío porque me di cuenta que eso es mejor a sentarme y no hacer nada, y pasar el resto de mi vida preguntándome: “qué hubiera sucedido si yo…?”
Me gusta mirar hacia arriba ahora. Hay algunas nubes. El sol está radiante. Y siempre que lo hago, me digo: “es increíble, porque su mirada no tiene nada que envidiarle al cielo ^^”.